sábado, 7 de noviembre de 2009

dialécticas morbosas

Hasta dónde se trata todo esto del facebook, del blog, del messenger y demás existencias virtuales perfectamente idealizables, de un exhibicionsmo narcisista; ¿qué parte de mí le quiero mostrar?; veamos, digamos algo y mostremos imágenes: véame, júzgueme, míreme.

Estoy a su entera disposición para garantizarle una satisfacción del tipo morbosa; permítame llamarle así: !morboso!, !fisgón! Usted tiene, por supuesto, todo el derecho de llamarme "exhibicionista".

Como sea nuestra relación esta fundada en una necesidad mutua: la de la complementación. ¿Qué cosa le ofrezco yo? Yo le ofrezco una historia de vida alternativa, la mía. Complemento mis textos (ideas, sentimientos, estados de ánimo) con imágenes que he elegido para que usted las mire. Usted se hace una efigie de mi propia personalidad; le comparto así a usted mi vida -parte de ella por supuesto-, la que yo he elegido para usted. ¿Usted que me ofrece? Me parece que usted está ahí, delante de mi texto por una necesidad fascinantemente compleja: la de la necesidad de que le cuenten historias, historias de vida; ¿con qué sentido? con la finalidad de que pueda así complementar su propia historia de vida. Fíjese, me parece que existe una especie de necesidad por saber de la vida de los demás, por conocer historias de vida alternas; de este modo usted estará comparando sus propias experiencias con las ajenas y podrá entonces hacer una valoración cultural de lo que significa realmente ser usted. Así, mi historia de vida que yo le comparto en mi facebook, en mi blog, en mi messenger funciona como un parámetro desde el cual usted se califica y se valora. Así es. Usted se compara todo el tiempo, conmigo, con otro de sus contactos en el messenger y con otro de sus amigos virtuales del facebook. Finalmente usted es un fisgón como le aseguraba antes. Un morboso irremediable. Y yo, sí, yo soy un exhibicionista necesitado de su presencia para saberme existente, para saber que existo, porque si lo hago, es precisamente por que usted está aquí leyéndome, confirmándome mi existencia. Por eso, si usted deja un comentario, me contesta un correo o califica mis imágenes, estará complementando mi vida.

Estamos coexistiendo usted y yo así en una especie de dialéctica morbosa. ¿Sabe por qué se lo digo? Porque radica en mí una sensación poco agradable de reproche a todas estas formas de expresión virtual, de personalidades virtuales. Existe sobre todo, una efervescencia ridícula por la aparición pública, una tendencia poco sensata a la anulación de la propia intimidad. Como si estuviéramos todos necesitados de atención, internados en una búsqueda cómica de popularidad.

Lo sé, es paradógico, míreme aquí escribiéndo y tal vez, una vez que termine, abriendo mi facebook para morbosear. Tal vez lo anterior se trató de una justificación retorcida sobre mi lamentable gregarismo. No, realmente me importa un pepino esos espacios virtuales; aunque debo decirlo, no puedo apartarme del todo de la fuerza del Uno, como sostenía Heidegger.

2 comentarios:

  1. Pues sí, aún cuando esto nos parezca absurdo, incluso cuando preferimos escuchar la voz, la entonación, o contemplar los gestos, estudiarlos y, con algo de suerte, comprenderlos, o ya minimamente tener a la vista la caligrafía de alguien; en estos tiempos es casi imposible dejar de lado esta morbosa vía de "relacionarnos".
    Afortunadamente, cuando apagamos el monitor volvemos a nuestro identidad, a nuestra personalidad, a nuestra esencia, a nuestro rostro; sin una necesidad real de re afirmarnos a traves del otro, por el otro, con el otro. Al menos no el "otro virtual". Ja ja.
    Hasta luego.

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  2. Podría apuntar algo que escribí hace tiempo: "Por alguna extraña razón, dos seres desconocidos y mediados por cables, lámparas de radiación, entre otros instrumentos; se conocen y se hablan. No en la oscura noche, ni en el precipicio de una agonía incesante que les quema las entrañas. NO. Sino en los claroscuros, entre luces artificiales e iluminaciones de radiación solar...Ahí están, escuchándose, leyendose...Destino impredecible, electrónicamente calculado. Con una sintaxis sinoidal y un sentir pasional. Obtusa se hace la ecuación para definirlos, son entes indefinibles que en la penumbra se marcan, se vuelven a oir y hasta rien. Líquidos distantes queriéndose encontrar..."

    Es extraño que un click virtual y vacío llene todo el espacio existencial por el cual se vive. No lo sabes pero es parte de la evolución y de una reflexión: lo real te pega, la realidad te llega y lo virtual existe: es una nueva forma del ser evolucionando, puesto que el ser siempre está siendo antes real, antes realidad, ahora virtual... saludos!!
    atte. ericcson

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